La crónica policial del año 1912 del periódico Caras y Caretas anunciaba la “Tragedia de un enamorado impulsivo”. En efecto, se trataba de un crimen pasional cuyo motivo no lo sabemos…
El hecho se produjo en una casa de Barracas en la calle Santa Adelaida N° 540. Cuenta el autor del relato que el enamorado se llamaba Fernando Delgado, era español y tenia 25 años. Aquella tarde tomó un revolver y un cuchillo para luego atacar sin piedad, a cuanto habitante de aquella casa se cruzara por su camino. El resultado de tal vehemencia fue fatal.
Su amada, Antonia Rostoni, sucumbió a raíz de las heridas de bala propinadas por Fernando. La hermana de Antonia, Victoria Rostoni de Marchúa, falleció acuchillada y su padre, el señor José Rostoni, fue herido en su brazo izquierdo.
Aparentemente, el criminal logró tener un momento de lucidez y, por un instante, fue conciente de lo que había hecho. Finalmente, tomó la drástica dedición de quitarse la vida de un balazo. Creemos que el tiro le habría fallado porque, acción seguida, tomó el cuchillo y se abrió dos veces el vientre de manera brutal al mejor estilo samurai, muriendo al instante.
Lamentablemente no tenemos los datos de la investigación y nos quedará la intriga de saber cual habrá sido el motor que impulsó estos asesinatos.
Vuelvo a leer la crónica y me quedo reflexionando sobre una frase de Mahatma Ghandi que dice: “allí donde hay amor, hay vida; el odio conduce a la destrucción…”
Diego Gonzalez
Archivo Histórico de Barracas
Archivo Histórico de Barracas
Por la casa creo que es en Goncalvez Días 517.
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